viernes, 14 de octubre de 2011

DESENCUENTROS...




La vida no esta carente de situaciones conflictivas, algunas accidentales otras lamentablemente no, donde las personas pueden actuar mejor o peor; es cierto que muchas veces nos encontramos inmersos en situaciones no deseadas o deseadas, de las que en muchas ocasiones se derivan “daños” para alguno de los actores, daños que pueden ser perdonados, ignorados, negociados, pagados, discutidos e incluso reclamados. Esta reflexión viene al hilo de una preocupación que ya hace tiempo me planteé y que seguro muchos también se la han planteado.

Todo bien tiene un valor, el cual a su vez puede estar integrado por distintos valores, así el “valor de mercado”, pensemos por ejemplo en el precio de venta de una tabla de surf; o por ejemplo un “valor sentimental”, nuestra primera tabla, nuestra tabla mágica, un regalo, etc. También es cierto que todo bien se deprecia con el uso o el simple paso del tiempo, por lo que su valor no permanece constante, me refiero al valor económico claro esta; el problema radica en que pasa cuando dicha depreciación no viene dada por actos voluntarios o naturales sino ajenos, es decir, ¿qué pasa cuando sufrimos un daño ajeno no deseado?, por ejemplo un choque fortuito en el agua del que se deriva un daño o una lesión para nuestra tabla o incluso para nosotros mismos.

Son múltiples los supuestos que podríamos abordar en función de la “intencionalidad” en la acción, es decir de la culpabilidad en la misma, los daños que se deriven, y la propia experiencia del que los propicia. Quizás el supuesto más inocente, y el que seguramente más duele, es el que yo denomino “encuentros en la primera fase”, ¿quién no ha tenido un accidente con alguien que se esta iniciando en el surf? seguramente porque te rema la ola, te la salta (ya que no conoce las preferencias), seguido del correspondiente revolcón, recto o tijera, cazándote en el acto; o remontando este al pico con remada desgarbada y perdida, poniéndose muy nervioso al verte venir “cabalgando tu flamante ola”, sin otra ocurrencia que remar hacia tu fromside para en décimas de segundo y presa del pánico total, hacer la del conejo y volver por donde ha venido, cazándote normalmente en tu intento de recorte por el exterior; o que decir del que directamente suelta la tabla, te la deja ahí, se capuza, y allá te la comas tú. Estos choques son los más dolorosos en mi opinión, suelen causar graves y caros daños dada la violencia de los mismos, pero normalmente son los daños más perdonados (no se por que) ya que se tiende a perdonar “al que no sabe” por su desconocimiento, ¿esto debería ser así? ¿acaso se le perdona a un conductor novel cuando choca su choque contra otro vehículo?; es una cuestión controvertida, “pobre si es que esta empezando” dicen, pero si alguien le exigiera el pago de los daños sufridos estaría en todo su derecho, es más animo a hacerlo; esto trae a colación el tema del conocimiento de las preferencias y buenas costumbres en la práctica del surf, un elemento muy importante y que muchos “free-surfer” desconocen, no basta con una tabla, un traje y lanzarse al agua, han de ser responsables de sus actos.

Por otro lado tendríamos aquellos daños causados por aquellos que gozan ya de experiencia y estos suelen ser los más discutidos, ya que normalmente o nacen de un conflicto o generan un conflicto. En estos casos los daños se producen en la gran mayoría de supuestos “porque se quieren producir”, la intencionalidad es plena, un dolo total; encuadraríamos aquí los típicos piques tontos de “a este no le voy a dejar pillar ni una” o “ahora veras tu, que me lleva saltando olas todo el día”, y efectivamente nos deleitan con circenses saltadas de “oídos sordos” con su ulterior lanzada de tabla, y ya sabéis como acaba esto, en toques, quillazos, lesiones… y como no bronca.

También podríamos incluir aquí a los que yo denomino “carroñeros”, todo un oficio que en nuestra zona ha creado escuela y son bastante peligrosos, cuales hienas agazapadas tras otros surfers se sitúan distraídamente en la parte baja de la ola, no te la saltan cuando pillas la ola, pero sabiendo que la as pillado y vas, no dudan en hacerlo treinta metros más allá escudándose en la multitud, lo que ocurre es que tu que vienes lanzado y ellos normalmente ni siquiera han bombeado aun convirtiéndose en un puro obstáculo que en la mayoría de ocasiones por las leyes de la física tiende a colisionar contigo; se puede convertir en un choque fatal y peligroso dada la velocidad, y ya sabéis como acaba esto, en toques, quillazos, lesiones… y como no bronca.

Por otro lado tendríamos aquí también a los “cebaos”, es decir, aquellos que pillan olas sin parar, sin respetar turnos y robando todo el rato la preferencia ola tras ola, serie tras serie, como lo gota de agua que cae de un grifo mal cerrado, eternamente constantes; para comenzar se tratan de unos “maleducados”, deportivamente hablando, aunque normalmente suelen ser “los más amigos del pueblo”, y que terminan minando las paciencias de muchos; lo triste es que en nuestro entorno conocemos muchos que lo practican y no se dan cuenta o no se la quieren dar, y que según con quien se encuentren en el agua pueden ocurrir situaciones no deseadas y no me refiero a los posibles daños que se produzcan en las tablas tras una “más que merecida saltada” que se “deben solucionar”, sino aquellas que violentan la integridad física de las personas y que en ningún caso deben estar justificadas.

Por eso creo que en todas estas situaciones siempre que se derive algún tipo de daño lo más cívico sería ser responsables y que existiese un ofrecimiento por parte de aquel que lo causó a cubrir los gastos o por lo menos a alcanzar algún tipo de acuerdo que satisfaga el interés del lesionado. Pero como ser civilizados muchas veces no va con las personas, y a muchos se les olvida eso del “que rompe paga”, no debemos olvidar que antes de tomarnos la justicia por nuestra mano (no a la violencia!!), ante negativas del causante, existen medios legales para poder exigir dichas responsabilidades, por muy desmesurado que parezca.


4 comentarios:

  1. Saludos!

    Buena reflexión. A mí, los que más me indignan son los "cebaos" ya que, por mi posición en la escala evolutiva del surf, estoy en la base de la piramide. Eso conlleva ser machacado continuamente por la figura de esos que se colocan continuamente en la zona de preferencia aunque estés esperando tu turno con una educación y exquisitez que ellos jamás llegarán siquiera a soñar.
    Y es que, el pico es como un pequeño teatrillo del mundo. Esos mismos son los que se cuelan en el supermercado, aparcan en las aceras, o adelantan por los arcenes. Listos, gente que ha nacido para vivir en otro mundo. Se ve que éste se les queda pequeño...

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  2. Por cierto, tenemos concurso. Pásate y participa

    www.centaurosdelespumon.blogspot.com

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  3. Estoy contigo, tienes mucha razón!!
    El surf puede decir mucho de cualquier
    persona.
    A ver si me animo,a mi me gusta la
    de C.Norris, un gran filosofo del
    "puño" y letra. Un saludo!!!

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  4. jajaja, pues eso mismo tienes que poner en los coments y será tuya...

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