Aún recuerdo la primera vez que probé estas quillas y la verdad es que las sensaciones fueron buenas; la gracia de este modelo se encuentra en su construcción en epoxy que las hace “ultra-light”, pero ya desde el primer momento que las tuve en las manos, no se porque, se me antojaron demasiado delicadas, aunque en el fondo no lo son tanto.
Como cualquier otra buena campaña de marketing de FCS, creó en muchos, entre los que me incluyo, una insaciable necesidad de adquirir el producto; lo digo porque observé que al igual que casi todo el mundo las adquirió casi al mismo tiempo, estas también desaparecieron de la circulación al unísono, lo que ya no se es si fue debido a los mismos problemas que a mi.
El concepto es bueno, y aunque no sea uno de los modelos de alta calidad hoy parece que han quedado algo anticuadas, pero como el material esta para usarlo, pensé que por que no arreglarlas. El principal problema a la hora de hacerlo, es su construcción, además que es en epoxy y por tanto “se debe reparar con epoxy”, parece no seguir del todo el proceso de construcción normal de una quilla, parece lógico si lo que querían es que fuesen las más ligeras; esto lo digo porque la rotura tiene lugar en la parte que se introduce en el tapón y por donde se sujeta la quilla, parece que no aguanta la fricción de los giros en los que se arrastra las quillas.
Saneando la zona para la reparación advertí que las quillas tienen un pequeño núcleo de fibra que no alcanza a todo la parte que se introduce en el tapón; la forma tradicional de construir una quilla es superponer capas laminadas de fibra, una tras otra (como si fuera un libro), de esta forma toda esa parte adquiere tanto dureza como flexibilidad pero no termina de romper, a diferencia de estas, que aunque tienen ese pequeño núcleo no parece suficiente ya que la capa de epoxy sin laminar es mayor que la que lo esta, por tanto más rígido y mucho menos flexible, de tal manera que ante la fricción se rompe. La idea a la hora de reparar sería adicionar esa fibra que no existe con la finalidad de que las fijaciones sean capaces de aguantar la fricción, lo malo, puede que queden descompensadas, es decir, puede que pesen algo más que intactas, pero esto será ínfimo y mejor esto que tenerlas en el cajón.
Como tampoco interesa invertir mucho dinero en su reparación lo he intentado hacer lo más económico posible, bastaría con una pastilla de plastilina, el plástico de una bolsa (contra más fino y maleable mejor), unos retales de fibra de vidrio, microbalón y un pegamento epoxy.
Lo primero sería sanear la zona, retiraríamos todos aquellos fragmentos que no han terminado de desprenderse o agrietados y luego lijaríamos las distintas caras. Como lo que vamos es a adicionar una fibra que no existe debemos lijar un poco más cada cara para que luego al lijar el engrose no desaparezca la capa de fibra, ya que la idea es hacerlo sobre el molde de las propias fijaciones.
Una vez saneada y lijadas las fijaciones, con la pastilla de plastilina y una quilla que tenga las sujeciones bien, la introduciremos en la plastilina para poder lograr el molde de las sujeciones. Luego sacaremos con cuidado la quilla para no estropear el molde.
Una vez tenemos ya los agujeros libres, recortaremos unos trozos del plástico fino y maleable, no muy grandes, la idea es presentarlos encima de los agujeros y con la misma quilla que hicimos el molde, introducirlos en el mismo, con ello ahorraremos tiempo a la hora de lijar y evitaremos que el epoxy entre en contacto con los posibles aceites que contenga la plastilina.
La misma operación debemos realizar con la fibra de vidrio, recortaremos unos trozos rectángulos, unos más anchos para las caras de las fijaciones y otros más finos para sus cantos, tal y como en la foto. Se introducen de la misma forma que el anterior, estos deben ir superpuestos y cruzados como en la foto, sirviéndose de la quilla y teniendo mucho cuidado al sacarla para no arrastrarlos con esta. Es recomendable encintar la quilla para protegerla y que el sobrante no pegue donde no deseamos, además nos seré luego más fácil la fase de lijado.
La idea es recuperar la sujeción, para lo que necesitaremos relleno, y además dotarlo de flexibilidad, cosa que logramos con la fibra pero no esta de más adicionar microbalón, para que la parte no laminada, la de relleno, no tenga tan poco flex. De esta forma vamos a verter un poco de microbalón en un recipiente donde a su vez mezclaremos con el pegamento epóxico. Es recomendable ver el tiempo de secado y la viscosidad del producto (no debería ser muy viscoso, con el fin de que empape bien la fibra y sea capaz de adoptar la forma del molde), según el tiempo de secado y la maña de cada uno pueden hacerse ambas fijaciones a la vez o primero una y luego la otra. Una vez mezclado bien el pegamento y el microbalón, se vierte en el molde, con cuidado de desmontar la posición de la tela, y a continuación se introduce la quilla dañada.
A partir de aquí se deberán respetar los tiempos de secado recomendados por el fabricante si es que no se puede esperar, a mí cuando se trata de un relleno me gusta dejarlo reposar. Una vez seco se lija y listo, sin olvidar recuperar el pequeño orificio donde engancha el tornillo del tapón, que se puede hacer con un taladro, poco a poco, a bajas revoluciones.
Solo me ha dado tiempo a lijar un poco una de las sujeciones y parece quedar bien, aun no se como aguantará la fricción, porque todavía no la he probado, aunque teóricamente debería hacerlo bien, pero la práctica es otra cosa; si aun no fuera suficiente cabría la misma operación pero cortando un único trozo de fibra en abanico que llegue hasta las caras de la quilla.
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