Este último verano acabó de forma desastrosa, ya no solo en el tema de las olas sino por la lluvias que han arrasado con todo, literalmente. Creo que puedo recordar ,sin miedo a equivocarme, de los baños de los que hemos podido disfrutar, varios ponientes que se han podido contar con los dedos de una mano y que además últimamente no entran con la fuerza a la que nos tienen acostumbrados, y tímidos levantes nortados que simplemente pasaron de largo hacia Águilas o Mojacar; conclusión, muchos platos, pocas olas, mucho free-surfers mal educado, locales cabreados…una combinación explosiva, que como no, acabó en “desencuentros”; hemos vivido imágenes cómicas, algunas de ellas me recordaron, aunque no llegaron a esos extremos de violencia, Dios no quiera, a aquella escena de la película “Le llamaban Body”, aquella de los malotes cortando inventos; recordar que en ningún caso el uso de la fuerza o la violencia esta justificado, hablando se entiende la gente y debemos ser respetuosos y educados unos con los otros para una convivencia pacífica en el agua.
Por otro lado las altas temperaturas del agua y los vientos fríos del Norte, como todos los años, nos pusieron en alertas por lluvias; en Murcia no llueve pero cuando lo hace, lo hace bien, y si a eso se le suma todo un cúmulo de despropósitos, pasan cosas; en el Puerto de Mazarrón parece que no ha sido tan catastrófico como en Lorca o Puerto Lumbreras pero también causó lo suyo; cuando baja la rambla, lo hace bien, y ya una vez se llevó medio camping, este es el paisaje que queda después de la tempestad.
No se como afectará ecológicamente a nuestro litoral, supongo que tendrá sus pros y sus contras, ese mismo día todos los picos eran casi barro, hoy todavía esta el agua cargada de partículas y hay cieno por doquier; sin mencionar los miles de envases de productos fitosanitarios y pesticidas, altamente nocivos para la naturaleza, que sacó la rambla al mar, amén de otras barbaridades, incomprensible. Aún así ese día algunos chavales decidieron bañarse, los partes parecían acompañar, un megalevante matutino bañado con un poniente vespertino, conclusión, casi plato, por no decir nada de nada; menos mal que imaginación no les falta y uno de estos parece haber inventado lo que se podría llamar “Mini Simons noise-noise”, aunque a mí me parece la tapadera de una nevera, el caso es que el chico pretendía pillar con eso, en ese baño de barro, y aunque no tuviese experiencia parecía pasárselo muy bien.
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